La crisis ensancha la brecha del paro entre hombres y mujeres

El desempleo femenino se ha incrementado un 22% en los últimos ocho años, mientras que el masculino solo ha crecido un 6%

El regreso de ellas a la población activa, clave. Los años de la crisis han hecho estragos en el empleo en Canarias, pese a la mejora experimentada en los últimos ejercicios.
La Comunidad Autónoma ha emergido de esta situación -si puede afirmarse que lo ha hecho plenamente- con luces y sombras.

Entre estas últimas figura la consolidación de una brecha de género en el mercado laboral. Un solo dato basta para describir esta situación: el paro registrado ha crecido algo más de un 16% en los últimos ocho años, pero lo ha hecho con una intensidad muy superior entre las mujeres (un 22,6%) que entre los hombres (un 6,4%).

Esta evolución queda dibujada por la comparación entre la estadística del Ministerio de Empleo y Seguridad Social correspondiente a diciembre de 2008 y la del mismo mes de 2016.

En la primera fecha había 101.225 mujeres en desempleo y 98.664 hombres, mientras que en el último mes del año pasado el paro femenino afectaba a 124.168 personas y el masculino a 105.065.

El desempleo entre las mujeres se ha elevado con mayor fuerza en la provincia de Santa Cruz de Tenerife, donde a finales de 2008 era inferior en unas mil personas al de los hombres y ahora lo supera en más de 7.000.

No obstante, hay más mujeres en paro en la provincia de Las Palmas, aunque también más desempleo registrado en total, un dato coherente con la mayor población de las islas orientales.

El crecimiento del empleo en Canarias -medido en la cifra de afiliaciones a la Seguridad Social con alta laboral- ha venido acompañado en algunos meses de un alza del paro registrado, un fenómeno aparentemente contradictorio, pero que puede explicarse por el regreso a la población activa -en condiciones y disposición de trabajar- de desempleados que habían perdido la esperanza de encontrar una ocupación.

Aunque sea un síntoma de la mejora del mercado laboral y de las posibilidades de acceder a un empleo, el dato no deja de reflejar un importante volumen de ciudadanos que quieren trabajar y no pueden hacerlo.

Este último caso parece haber afectado más a las mujeres que a los hombres. De hecho, la afiliación femenina ha progresado entre enero de 2009 y noviembre de 2016 -el primer y último mes al que se refiere la estadística del Ministerio-, en tanto que la masculina ha descendido ligeramente, pese a que continúa siendo superior (400.000 frente a 349.000 en el penúltimo mes del año pasado).

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